LAS TARANTULAS COLOMBIANAS
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Entre los
órdenes de arácnidos vivientes, el más diverso, es decir con mayor cantidad de
especies, corresponde a acarina, el cual agrupa a los ácaros y a las
garrapatas. El aranae es el segundo orden de arácnidos en diversidad de
especies y corresponde al grupo donde se ubican las arañas y las tarántulas.
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A pesar
de la importancia de los arácnidos por su gran diversidad dentro de los
artrópodos, los registros fósiles son escasos, aunque los que se tienen
disponibles son muy importantes en la determinación de las relaciones
evolutivas de la Clase Arácnida (Dunlop, 1996).
En cuanto
al registro fósil del orden aranae, la araña fósil más antigua que se conoce
data del Devónico inferior, hace aproximadamente 380 millones de años,
descubierta entre los fragmentos fósiles de una matriz rocosa silícea del
yacimiento Gilboa de Nueva York (Shear et al., 1989), determinada como
la especie Attercopus fimbriunguis (Shear et al., 1987). Así
pues, ya dentro del contexto del grupo de los arácnidos, podemos conocer y
entender mejor el grupo de las tarántulas. Como se explicó anteriormente, las
tarántulas y las arañas
se
encuentran ubicadas dentro del orden aranae. Taxonómicamente, el grupo de las
arañas corresponde al infraorden araneomorphae, mientras que las tarántulas se
clasifican como el infraorden mygalomorphae. Aranae corresponde al séptimo
grupo zoológico en diversidad global de especies dentro del reino animal,
después de los órdenes de la Clase Insecta: coleoptera, hymenoptera,
lepidoptera, diptera, hemiptera y del orden de arácnidos acarina (Coddington y
Levi, 1991). Este grupo de animales comprende un grupo excepcional debido a su
total dependencia de la depredación, que a su vez ha generado una gran variedad
de estrategias de caza (Coddington y Levi, 1991). El orden aranae se distingue
de otros órdenes de arácnida por presentar varios caracteres morfológicos
exclusivos, como la presencia de glándulas sericígenas en el opistosoma,
encargadas de producir la seda, glándulas productoras de veneno en el prosoma y
la presencia de colmillos en la parte anterior del prosoma sobre estructuras
especializadas llamadas quelíceros (Selden, 1996). Los araneomorfos, el grupo
de mayor éxito y de distribución más amplia, ocupan gran cantidad de hábitats
en todos los continentes y en todas las regiones biogeográficas del planeta.
Los migalomorfos que corresponden a las diferentes familias de tarántulas son
relativamente cosmopolitas, ya que se encuentran en todos los continentes
aunque presentan mayor diversidad de especies en los trópicos, con algunos
representantes en las zonas subtropicales y ausentes en las zonas árticas
(Selden, 1996).
Las
principales diferencias morfológicas entre las arañas y las tarántulas están en
la posición de los colmillos, ya que las arañas mueven sus colmillos de
izquierda a derecha sobre un eje longitudinal mientras que las tarántulas los
mueven de arriba hacia abajo sobre un eje axial. Otra diferencia importante
está en el número de espineretes: las arañas presentan tres pares en la zona
posterior del vientre y las tarántulas sólo presentan dos pares (Dippenaar y
Jocque, 1997). Otra diferencia notable entre estos dos grupos es que las
tarántulas no tejen telas o redes, a excepción de la familia Dipluridae,
mientras que en el grupo de las arañas se encuentran los principales
representantes de las tejedoras, a pesar de que no todas exhiben la misma
capacidad.
El
infraorden mygalomorphae se divide taxonómicamente en 15 familias (Raven,
1985). La familia Theraphosidae presenta
la mayor diversidad de tarántulas, con 112 géneros y 894 especies descritas en
el mundo (Platnick, 2006). La segunda familia en la lista es Nemesiidae con
39 géneros y 336 especies. Las restantes familias presentan una diversidad
moderada o baja.
Los terafósidos ocupan gran variedad de microhábitats. Muchas especies
viven en huecos bajo las rocas o en cavidades en el suelo, cuyas paredes están
forradas con hilos de seda que ellas mismas producen. Estas cuevas pueden
variar en tamaño y la seda puede cubrir sólo la cámara en la que la araña
habita, o la totalidad de las paredes de la madriguera (Dippenaar y Jocque,
1997). Otras especies se han adaptado a la vida arborícola y ocupan huecos en
los troncos de los árboles. Son animales de amplia distribución, ya que se
encuentran en casi todas las regiones del planeta, concentrando la mayor parte
de su diversidad en la franja ecuatorial.
La mayor parte de sus
especies se encuentran en el continente americano, principalmente en zonas
tropicales y subtropicales, y ocupan diversos hábitats, desde selvas lluviosas
hasta sabanas semidesérticas (Coddington y Levi, 1991).
Durante el siglo xvii, en
Tarento, Italia, se registraron diversos casos de envenenamiento por mordedura
de araña o aracnidismo en humanos, por lo cual se llamo tarántula a esta araña
y tarantulismo a los efectos que producía su mordedura, cuyos síntomas
consistían en dolor local agudo, náuseas, parálisis parciales y dificultades
respiratorias. A las víctimas de tarantulismo tradicionalmente no se les
aplicaba ningún tratamiento médico; el remedio consistía en que la persona
afectada debía bailar sin interrupción. De esta curiosa práctica nació la danza
italiana llamada tarantella, que en cierta forma imita algunos movimientos de las
tarántulas, en un principio lentos y acompasados, luego un frenético baile que
culminaba al caer la víctima por causa del cansancio y, según la tradición,
completamente curada (Guadarrama,
1979).
La araña que causó los
accidentes en Tarento y de la cual se originó la tarantella, que de hecho da su
nombre a la tarántula, corresponde a la Lycosa tarantula, especie de
araña araneomorfa que en sí no representa gran peligro para el hombre. La
efectividad de la frenética danza practicada por las víctimas de aracnidismo en
estos casos, radica en el incremento de las tazas metabólicas por el esfuerzo
físico, con lo cual se asimila mucho más rápido el veneno en el organismo y se
evitan así en parte sus efectos sobre la persona. Se cree que las víctimas fatales
por tarantulismo en aquella época pudieron haber sido mordidos por las especies
Latrodectus
cinguttatus o Latrodectus mactans,
mejor conocidas como las viudas negras y cuyo veneno puede llegar a ser mortal
para el hombre (Guadarrama, 1979).
Durante la conquista de
América los soldados de los ejércitos conquistadores encontraron en las selvas
suramericanas estas enormes arañas que se alimentaban de diferentes vertebrados
pequeños, como lagartos, ratones y pájaros y a las cuales llamaron tarántulas, recordando
así las arañas italianas. En la actualidad se utiliza el término tarántula para
nombrar a todos los ejemplares del grupo de los migalomorfos, típicos de las
regiones tropicales y subtropicales (Guadarrama, 1979).
En términos generales, las
tarántulas se caracterizan su gran tamaño —aunque algunas especies pueden
presentar tallas corporales de pocos milímetros—, con abundante pilosidad en
diferentes zonas de sus cuerpos, de hábitos nocturnos y temidos por su aspecto
y la acción de sus venenos. A pesar de las historias que alimentan el temor
sobre la venenosa mordedura de las tarántulas, en realidad son muy pocas las
especies que pueden presentar peligro para los humanos; en términos generales
el veneno de las tarántulas no es mortal y tiene relativamente baja toxicidad.
Tarántulas en Colombia
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Familias presentes en
Colombia
Theraphosidae - Nemesiidae
– Barychelidae – Idiopidae -Dipluridae -Cyrtaucheniidae – Ctenizidae –
Hexathelidae - Actinopodidae – Paratropididae
De las 15 familias
reconocidas de tarántulas bajo el infraorden mygalomorphae, sólo se han
reportado ejemplares de 10 familias en el territorio colombiano: Theraphosidae,
de nuevo la más diversa con 15 géneros y 32 especies (Platnick, 2006),
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A lo largo de la historia
de la investigación en aracnología, son muchos los autores que han trabajado
sobre las diferentes especies de tarántulas. La mayoría de los investigadores que
trabajaron en el neotrópico en los siglos xviii y xix dedicaron sus esfuerzos a
nombrar las especies que iban descubriendo. Sólo a principios del siglo xx aparecieron
trabajos profundizaban en otros tópicos diferentes a la taxonomía pura, tales
como historia natural (filogenia) de las diferentes familias, ecología de las
especies, distribución geográfica, no sólo desde el punto de vista de la
ubicación espacial de las especies sino también de sus relaciones con los
diversos hábitats, entre otros campos de investigación. El estudio de la
aracnología en
Colombia se remonta a
mediados del siglo xix, gracias a los viajes emprendidos por los investigadores
europeos al neotrópico. La primera clasificación que incluyó un número
suficiente de grupos zoológicos de tarántulas fue realizada por Simon (1889),
después de su viaje por Venezuela y el occidente colombiano (Raven, 1985).
Otros autores
contemporáneos a Simon, como Ausserer y Pocock (Jiménez, 2004), realizaron nuevas
clasificaciones taxonómicas de tarántulas del neotrópico, muchas de ellas sobre
ejemplares colombianos. Durante el siglo xx varios autores trabajaron en
investigación básica sobre este grupo de animales; de hecho, en Centro y Suramérica
se destacan investigadores como Fernando Pérez-Miles de Uruguay y Rogerio
Bertani de Brasil, quienes trabajan en la taxonomía y el estudio de las
relaciones filogenéticas de diferentes familias de tarántulas en el neotrópico.
En el país son pocos los trabajos de investigación sobre biodiversidad,
ecología o distribución geográfica de los migalomorfos colombianos. No
obstante, en los últimos años se han visto algunos aportes sobre las tarántulas
de Colombia, entre los cuales se destacan los realizados por Flórez y Sánchez
(1995), quienes hicieron una lista de las especies de arácnidos registrados
para Colombia, tras una revisión bibliográfica extensiva; en sus resultados,
estos autores consignan un total de nueve familias de mygalomorfas, incluyendo
13 géneros y 21 especies
de terafósidos para el país. De igual forma, deben mencionarse los trabajos de
Silva (2005) sobre la distribución de comunidades de tarántulas en Caquetá, y
el de Jiménez (2004) sobre taxonomía y distribución geográfica de tarántulas
terafósidas en Colombia, en el cual se incluye un análisis taxonómico y aportes
sobre la distribución geográfica de estas especies en el país; parte de este
último trabajo fue realizado en el Instituto Butantan (São Paulo, Brasil) bajo
la asesoría del especialista Rogerio Bertani, basado en los ejemplares de la
Colección Aracnológica del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad
Nacional de Colombia.
Referencias Bibliográficas
Adis, J. (2002), Amazonian Arachnida and
Myriapoda, Sofía (Bulgaria), Ed. Pensoft, pp. 13-15.
Brusca, R. C. y G. J. Brusca (1990), Invertebrates,
Sunderland (Mass.), Sinauer Associates, pp. 493-505.
Coddington, J. A. y H. W. Levy (1991),
“Systematics and Evolution of Spiders (Araneae)”, Annual Review of Ecology
and Systematics, N° 22, pp. 565-592.
Dippenaar-schoeman, A. S. y R. Jocque (1997),
African Spiders, An Identification Manual,
Pretoria, Biosystematics Division arc-Plant
Protection Research Institute.
Dunlop, J. A. (1996), “Arácnidos fósiles (con
exclusión de arañas y escorpiones)”, Boletín dela Sociedad Entomológica
Aragonesa, N° 16, pp. 77-92.
Flórez, E. (2005), “Listado de especies de
arácnidos amenazadas”, en Amat et al. (eds.),
Libro Rojo de los
Invertebrados Terrestres, Bogotá, Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de
Colombia-Instituto Humboldt.
Flórez, E. y H. Sánchez (1995), “Diversidad
de los arácnidos en Colombia, aproximación inicial”,en Colombia, diversidad
biótica I, Bogotá, Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de
Colombia-imani, pp. 327- 372.
Guadarrama, A. (1979), “La tarántula”, en Geografía
Universal, vol. 4, N° 4, pp. 386-405.
Jiménez, J. J. (2004), Contribución al
reconocimiento taxonómico y distribución geográfica de las tarántulas de la
familia Theraphosidae (Aranae: Mygalomorphae) en Colombia, trabajo de
grado, Departamento de Biología, Universidad Nacional de Colombia.
Latreille, P. A. (1804), “Histoire naturelle
générale et particuliére des Crustacés et des Insectes”, Arachnides, N°
7, París, pp. 144-305.
Platnick, N. I. (2006), The World Spider
Catalog, versión 6.5. American Museum of Natural
History. En: http://research.amnh.org/entomology/spiders/catalog/index.html